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El futuro de la agilidad en LATAM: ¿será lo que creemos?

El futuro de la agilidad en LATAM: ¿será lo que creemos?

   Hace unos años, hablar de Agile era casi un acto de rebeldía: era la alternativa fresca frente a los modelos rígidos de gestión. Hoy, en cambio, Agile es el estándar. Pero —y acá viene lo interesante— lo que se nos viene no es una evolución más, sino un verdadero punto de quiebre.

   La inteligencia artificial ya no está solo optimizando la agilidad… la está transformando. Y en Latinoamérica, esa transformación choca de frente con algo mucho más profundo que la tecnología: nuestra cultura.

Quiero compartirte 5 tendencias que están redefiniendo la agilidad, y que ya están dejando huella en la región.

1️⃣ La singularidad del equipo: de escuadrones a duplas aumentadas por IA

En el Lean Agile Summit 2025 se habló de algo que sonaba a ciencia ficción, pero ya es realidad: los micro-equipos. Imaginá un equipo de dos personas, potenciadas por agentes de IA que programan, testean, despliegan y corrigen de manera autónoma.

La métrica ya no será el tamaño del equipo, sino la velocidad de impacto. Se estima que estos micro-equipos pueden ser un 40% más rápidos en la entrega de valor. ¿Te imaginás un unicornio creado por una sola persona y su IA como socio? Ese futuro no está tan lejos.


2️⃣ La paradoja regional: Agile contra el muro cultural

Acá en Latinoamérica la historia es distinta. Un informe de InfoNegocios Miami lo resume muy bien: el problema no es Agile en sí, sino su choque con nuestra cultura organizacional.

Algunas trabas recurrentes:

  • Resistencia al cambio (49% de los casos).

  • Implementaciones incompletas y sin experiencia real.

  • La obsesión con el “para ayer”, que convierte la agilidad en simple apuro.

  • Liderazgos rígidos y jerárquicos que no confían en delegar.

  • Y el gran clásico: el miedo al error, que rompe el ciclo de aprendizaje.

Lo dijeron con crudeza:
👉 “Agile no muere solo; lo matan la falta de adaptación y el liderazgo incompatible con nuestra realidad.


3️⃣ La nueva frontera: del código a la conversación

El próximo salto ya no es programar más rápido, sino dejar de programar. El futuro del desarrollo es conversacional: pedirle a la IA en lenguaje natural lo que queremos, y que lo construya.

Esto cambia todo. Los desarrolladores dejarán de ser “pica teclas” para convertirse en solucionadores de problemas de alto nivel. Y los departamentos de IT, tal como los conocemos, se “federalizarán” dentro de cada unidad de negocio.

Un dato clave: un informe de EY confirma que la IA ya es la prioridad de inversión número uno en las empresas latinoamericanas.


4️⃣ La paradoja de la automatización: a más IA, más valor humano

A medida que la IA se encarga del “cómo”, lo que vuelve a tener más peso es lo humano: el qué y el para qué.

Ninguna IA puede reemplazar cosas como:

  • Entender profundamente a un cliente.

  • Crear equipos sólidos y con confianza.

  • Conectar de verdad con las personas.

  • Mantener viva la búsqueda de mejora continua.

Como dijeron en el Lean Agile Summit:
👉 “La IA no es el futuro. El futuro sigue siendo humano. La IA es nuestro copiloto.


5️⃣ El gran escape: salir de la prisión de los métodos

Scrum, SAFe, LeSS… Todos fueron útiles, pero hoy muchos equipos quedaron presos de la mecánica en lugar de ir al fondo del asunto y entender la filosofía, los valores y los principios que sustentan estas ideas.

La pregunta ya no es si una práctica nos ayuda a “hacer agilidad” (do agile), sino si nos permite realmente “ser ágiles” (be agile).

El futuro exige menos "métodos de manual" y más principios. Menos seguir reglas, más flexibilidad mental y conocimiento profundo de valores y principios.


En conclusión

La era que viene es paradójica: mientras la IA promete acelerar equipos como nunca antes, nuestra cultura de jerarquías y cortoplacismo amenaza con transformar esa velocidad en un choque contra la irrelevancia.

El desafío no es adoptar IA. El verdadero desafío es cultivar sabiduría humana: empatía, visión de cliente, coraje para aprender del error.

Porque si la IA se encarga del “cómo”, nos queda a nosotros la responsabilidad de liderar el “para qué”.